Jornada de moteros, camaradería, solidaridad. Es día de grupo y de amistad.
He quedado con Koldo y José Angel media hora antes para
desayunar en la gasolinera anexa a la explanada donde se ha ubicado el punto de
encuentro y salida de los Meseperos.
Todo listo. Por las mañanas hace algo de fresco, unos 6
grados, pero creo que he pasado tanto calor este verano que este fresco me hace
sentir super a gusto. Buri hoy no tiene que ir cargada así que me ahorro el
trámite hoy de parecer una mula de camino a ella. -¡Que fresquito!-. Arranco y
¡plof! se acaba de fundir la luz de cruce.
Cuando te compras una moto en la que su precio es
directamente proporcional a su nombre pero desconcertantemente inverso a su
calidad, al menos en ciertos aspectos, es cuando maldices a todos esos
ingenieros que consiguen un millón de ayudas mágicas a la conducción y se meten
la pifia de un sistema de alumbrado que sin saber por qué, cada ocho mil
kilómetros, más o menos, funde la bombilla de cruce. Son las típicas tonterías
que me tocan la moral cuando todo lo demás va perfecto.
El mal en principio era menor. Comprar bombilla en la misma
gasolinera que había quedado y cambiarla. El único «pero» era eso mismo,
cambiarla. Algo debe estar roto porque el aro metálico que sujeta la bombilla
hace juego y se cae. Tienes justo que pillarle la posición para que haga presión
sobre la bombilla y a la vez quede sujeto por la cabeza del tornillo que hay
allí y a a la que imagino falta algo. Un coñazo que me llevó unos 20 minutos y
que ya he olvidado, pero que volveré a recordar dentro de cinco o seis mil
kilómetros. Mientras tanto iban llegando al punto los meseperos.
Poco a poco la explanada se fue llenando de motos y mas
motos. En total 56 motos y 2 coches formaron una familia de 93 hermanos. Fue
normal e inevitable ser un poco el centro de atención; eramos las caras nuevas
y a nuestras motos, por naturaleza, les gusta llamar la atención. Es curioso
porque soy bastante extrovertido, pero con tanta gente aflora mi timidez y eso
que absolutamente todos y todas me hicieron sentir desde el minuto cero uno más
de la manada.
[Podéis leer la crónica en www.moterossinprisa.com -2ª Quedada MSP «esencia mesepera»-.]
Sería coherente asumir palabras que muchos me habéis oído
decir y otros han podido leer en blogs pasados. Los grupos de motos no es lo
mio. Me gusta rodar solo o entre pocos amigos. He formado parte de varios
grupos y siempre he podido ver las ansias de protagonismo de unos y otros. Los
piques entre diferentes grupos por ser del que mas se hable, con el que más
contacten otros moteros. Escribo estas lineas con mi experiencia personal. No
hablo desde el desconocimiento y lo cierto, es que me sigue gustando ser un
lobo solitario, pero lo que pude ver ese día es muy difícil de describir con
palabras. Allí no me salieron ante todos y aquí, escribiendo que es como mejor
me se expresar, reconozco que me cuesta mil.
Los MSP son una gran familia en la que cada uno aporta su grano de arena sin destacar ninguno por encima del otro, todos son iguales y todos se tienden la mano como buenos hermanos. Grandes motos y pequeñas; Deportivas, Custom, Gran Tourism, Trail,…; caras o asequibles. Todas rugían la misma ilusión.
Se que es lo típico de cualquier grupo, pero créeme; No. Allí se respiraba algo más; Desprendían una esencia muy muy especial. Si pudiera pediros algo es que no cambiéis nunca y, ojalá volvamos a compartir kilómetros juntos porque es todo un placer. Ahora entiendo eso que llamáis «esencia mesepera», mi más sincera enhorabuena, sois un grupo único.
En cuanto a la ruta, cuando circulas en grupo tienes que estar pendiente y cumplir unas normas básicas, es esencial por la seguridad de todos y la propia. Los MSP se preocuparon de enumerarlas y recordarlas días antes. Todos cumplieron el día «D» y, si a eso le añades una organización de sobresaliente, ruedas cómodo y disfrutas el triple. Se que hubo alguna descoordinación, pero me parece muy injusto incluso que ellos lo mencionen, porque para mi fue todo de sobresaliente. Nuevamente enhorabuena y felicidades a cada uno de los chalecos. Un millón de gracias por vuestra gran labor.
No puedo pasar a los agradecimientos sin recordar la primera parada. La careta de cerdo estaba increíble y me pegué unos cuantos trozos, incluidos esos últimos de «la vergüenza», pero eso no era lo importante de la parada. Allí, en Sorihuela, nos esperaba una familia. Era el momento solidario de la ruta. Allí vive Alejandro con sus padres y sus hermanos. Un pequeño que sufre el síndrome de Cath pero que no pierde nunca la sonrisa, más aún cuando oye el rugir de la Harley de Carlos.
Si quieres aportar tu granito de arena visita http://lasonrisadealejandro.com/
Ahora sí. Gracias por los presentes tras la comida y os pido disculpas de todo corazón por no haber estado a la altura. Siento que me pudiera la timidez y no os diera las gracias a todos por esos detalles, por haberme invitado a ser uno mas de la familia, por vuestra amistad y, simplemente por haberme regalado un día inolvidable.
Fotografías tomadas del Blog de José Carlos Iglesias – http://josecarlosiglesias.blogspot.com.es/
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