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19 meses de secuestro

 Ya han pasado algunos meses desde la liberación de Buri. Debí sentarme y escribir este blog con las emociones a flor de piel como lo hice cuando la separaron de mi vida. Siento hacerlo ahora, quizás con menos emoción, o no. Lo cierto es que llevaba mucho sin acudir a este «diván» virtual a plasmar mis sentimientos. Hoy esa ausencia ha llegado a su fin. No te quiero prometer una periodicidad que posiblemente no cumpla, pero trataré de sentarme más y dejar que los pensamientos e ideas fluyan a través de mis dedos sobre el teclado de este ordenador portátil. Aun muchos no lo saben, aunque diría que la mayoría sí. No sé en que extremo estás tú así que lo mejor será contártelo como si no supieras absolutamente nada. 12 de marzo de 2018. Mi vida da un vuelco. Todo el esfuerzo, las ilusiones y proyectos se ven truncados cuando roban de mi plaza de garaje a Buri, mi BMW R1200GS Adventure. Desde la rabia, a la tristeza terminando en resignación. Hoy te puedo asegurar que fueron meses d...

Farah, la africana que me devolvió la ilusión

Hasta entonces viví aferrado a una marca que en los ultimos años no se portó conmigo como yo creo lo fui con ella (o con ellos) y, como se suele decir, «la gota que colmó el vaso» fue el robo de Buri. La benda de mis ojos se desplomó. Lo cierto es que el cambio del trato personal en la casa oficial comenzó con la liquidación de la financiación que me ataba a ellos, a pesar de seguir acudiendo como un fiel cliente y amante de la marca. Igual suena injusto pero fueron varios los desencuentros que sentí. Y no ni uno, ni dos. Decidí entonces que no volvería a «casarme» con nadie. Había un modelo de otra marca que me había hecho tilín desde que lo vi en prensa por primera vez. Aun Buri estaba en casa así que en cierto modo ya le fui infiel en aquellas pensando en semejante burra que había salido al mercado para comerse con papas a la GS de BMW y, por consiguiente el resto de trails del mercado. Aun así, ya sin Buri, miré y consulté la mayoría de modelos del mercado que se ajustaban a mi...

Mi Lamento – homenaje a Buri, la moto que me hizo soñar-

Te arrebataron de mi lado y contigo se llevaron parte de mi. Aun me cuesta ver tu ausencia en el garaje. El estomago me da un vuelco cada vez que abro esa maldita puerta de seguridad y no te veo. Cada vez que me subo al coche y no veo tu figura a través del cristal del acompañante. Unos miserables sin ningún tipo de derecho han roto de un plumazo todos los sueños, proyectos, ilusiones que tenia junto a ti. Solo me quedan fotos y recuerdos. En estos 5 años me enseñaste que los sueños se cumplen, me ayudaste a sentirme mas seguro y fuerte, me sacaste una sonrisa y me hiciste feliz cuando mi vida dio un giro de 180 grados. Te cuidé y me cuidaste. Me hiciste cantar, reir y gritar de felicidad a través del casco, de pie sobre tus estriberas. Nunca podré olvidarte Buri. En cuanto pude te compré y ese mismo día cogimos un barco en nuestro primer viaje de aventura a Gran Canaria. En tus primeros 1000 km acumulaste 4 tarjetas de embarque y rodaste por tres islas. Contigo edité los capítul...

Cuando formo una V con mis dedos

Hay costumbres que no deberían perderse. Es como dar las buenas horas al entrar en un lugar concurrido por más personas. Como ceder tu asiento a una persona mayor, con alguna minusvalía física o una embarazada. No sólo es por ética o moral, es por educación y empatía. Es, o era, muy típico en el mundillo motero, realizar una V con los dedos índice y corazón a modo de saludo al cruzarte con otro compañero sobre dos ruedas. Es cordial y símbolo de compañerismo, pero últimamente mis V’s no son devueltas. Recuerdo en mi pasado viaje a la península ibérica como cada saludo era correspondido. Incluso tengo grabada en la mente como un hombre en una moto similar a la mía correspondía mi saludo efusivamente con el puño en alto a modo de victoria. Fue un diálogo mudo de pocos segundos en el que nos entendimos a la perfección, ambos cumplíamos un sueño y eufóricos nos lo hicimos saber. No sé qué ocurre aquí, pero de 10 compañeros moteros, te devuelven el saludo 3 o 4. ¿Se están perdiendo la...

Bearventura’17 -Microrrelatos 4-.

La ilusión de mi primer día de aventura en solitario se desvaneció de golpe, al mismo tiempo que mi estómago se encogía al tamaño de un puño. No podía creerlo, nada mas puse el contacto a Buri el panel de información del ordenador de abordo me alertaba de la falta de presión en el neumático delantero. Se me acumulaban las preguntas y, las diferentes opciones de respuesta; -¿cómo había pinchado? ayer la había dejado perfectamente, ¿Dónde podía reparar el neumático? Joder si casi nunca se pincha la delantera, ¿en que momento ha pasado?, ¿La habrán desinflado? ayer cuando estacioné había chiquillos cerca, igual hicieron la ruindad. ¿Habrán entrado en mi blog?…-. Y entonces las repuestas se tornaron en nuevas preguntas en un bucle que, hasta el día de hoy, las posibles respuestas no quieren entrar de ningún modo en mi cabeza. Por suerte una gasolinera me daba la bienvenida todos los días al llegar y salir de aquel lugar. Y sin saberlo se convertiría en mi salvadora lo que me restaba de...

Bearventura’17 -Microrrelatos 3-.

Jornada de moteros, camaradería, solidaridad. Es día de grupo y de amistad. He quedado con Koldo y José Angel media hora antes para desayunar en la gasolinera anexa a la explanada donde se ha ubicado el punto de encuentro y salida de los Meseperos. Todo listo. Por las mañanas hace algo de fresco, unos 6 grados, pero creo que he pasado tanto calor este verano que este fresco me hace sentir super a gusto. Buri hoy no tiene que ir cargada así que me ahorro el trámite hoy de parecer una mula de camino a ella. -¡Que fresquito!-. Arranco y ¡plof! se acaba de fundir la luz de cruce. Cuando te compras una moto en la que su precio es directamente proporcional a su nombre pero desconcertantemente inverso a su calidad, al menos en ciertos aspectos, es cuando maldices a todos esos ingenieros que consiguen un millón de ayudas mágicas a la conducción y se meten la pifia de un sistema de alumbrado que sin saber por qué, cada ocho mil kilómetros, más o menos, funde la bombilla de cruce. Son las ...

Bearventura’17 -Microrrelatos 2-.

Después de la pasada tarde/noche épica y, una mas necesaria quizás, que merecida ducha, caí a plomo sobre la cama. Pocas energías me quedaban para entretenerme en hacerle ascos a un hostal fifty-fifty entre mediocre y barato. Mañana sería otro día y, me entregué a Morfeo con la certeza que me levantaría con mejor pie; al menos ya tenía claro que Buri despertaría en el garaje correcto. Después de un café con leche proveniente de las mismísimas calderas del infierno y un pan convertido en dos tostadas con tomate, aceite y jamón ibérico; todo por el ajustado precio de 2 euros, cargué nuevamente a Buri y tomamos dirección Salamanca. La idea era llegar sobre las 3 o 4 de la tarde. Esa ruta la planifiqué de tantas formas diferentes en el GPS, que ya tenía hecha la picha un lío de por donde me guiaría el aparato. El resultado final fue una etapa de carretera nacional muy tranquila, bonita y divertida, con pequeñísimos tramos de autopista intermedios y, uno final de mas kilómetros que me res...